viernes, septiembre 22, 2006

El Teatro Musical en la Argentina (I): una breve introducción

El momento de cantar es cuando tu nivel emocional es tan alto que ya no podés hablar más, y el instante de bailar es cuando tus emociones son demasiado fuertes como para cantar solamente sobre lo que estás sintiendo.
Bob Fosse

El musical en Argentina tiene una muy larga tradición. Desde las obras de origen nacional de las décadas del treinta al cincuenta, a las puestas de musicales extranjeros que comenzaron a multiplicarse a partir de la década del sesenta.

Paradójicamente, a pesar de ser un género con tanta historia, recién hace muy poco se publicó material específico sobre la cuestión (Historia de la Comedia Musical en la Argentina, de Pablo Gorlero) que realiza un pormenorizado recorrido histórico pero no profundiza en materias conceptuales que deberían ser objeto de debate y análisis.

En la actualidad, la oferta de teatro musical en la Ciudad de Buenos Aires ha crecido geométricamente. Sin embargo, es reducido el número de obras de temática nacional que están en cartel y las grandes producciones se orientan a traer al país creaciones que han triunfado en Broadway.

Una excepción a ello son las obras de Pepe Cibrián-Campoy (junto a Ángel Mahler), pero aun así sus composiciones abrevan en temas no vinculados a la realidad argentina y cuyo estilo parte de la misma estructura clásica del musical internacional. Otro tanto podría decirse de Juan Rodó, que este año presentó su Jack el Destripador, en una línea similar.

En la primera mitad del siglo XX, los musicales argentinos tenían su base en el tango y el folklore, y reflejaban historias netamente autóctonas. Autores como Francisco Canaro, Mariano Mores o Ivo Pelay triunfaban y llenaban salas desde ese lugar.

No caben dudas de que el gran productor de musicales de las últimas décadas ha sido Alejandro Romay. Desde el puntapié inicial que dio con Mi bella dama, en 1961, hasta la actualidad de Víctor, Victoria (ya con el concurso de su hijo Diego), ha llevado arriba del escenario grandes clásicos de Broadway como Hair, Aplausos, Pipín, Chicago, El Hombre de la Mancha, o el fallido Jesucristo Superstar.

Ha sido él quien ha generado espectáculos de temáticas y sustento musical nacional en los últimos años, hablando siempre en el orden de las mega producciones (porque han habido propuestas, y algunas muy válidas, en el off-Corrientes, como Yupanqui, Tierra y Pasión, que se presentó en el Teatro de la Comedia). La referencia específica es a Nativo y Tanguera.

La primera de las obras, presenta el choque de civilizaciones que significó la guerra a los pueblos originarios, con la valentía de presentar la situación con características de genocidio, y partiendo desde ritmos propios como el Gato, la Chacarera, la Zamba o el Escondido.

Hay que señalar que la puesta en escena y dirección coreográfica estuvo a cargo de Gustavo Zajac (director ahora de la exitosa Víctor, Victoria), quien mostró que es posible trabajar con autores como Eladia Blázquez y "Colacho" Brizuela tanto como ser coreógrafo en Broadway de Chita Rivera y Antonio Banderas (Nine, 2003) o Alfred Molina (El violinista sobre el Tejado, 2004).

Tanguera, por su parte, coreografiada por Mora Godoy, es un tradicional relato con francesita incluida, cuadros de cabaret porteño, guapos orilleros y todos los ingredientes presentes en el género más representativo de Buenos Aires.

Más allá de estos ejemplos, no hay una corriente que se enlace con aquellos musicales fundacionales del siglo pasado.

Hasta aquí, sólo una descripción de la realidad. Hacia adelante, avanzaremos en intentar bucear en las causas que la han generado, no con la intención de polemizar ni criticar lo existente, sino para tratar de pensar porqué la diversidad cultural no está presente en un género que es capaz de reunir en el show bizz expresiones artísticas como el teatro, la danza y el canto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué ganas de que en Chile sucediera lo mismo! Aquí recién el teatro está ganando algo de auge...

¡Saludos!

viejana dijo...

Soy fanática desde chica de los musicales, afición que nació viendo aquellas películas musicales que marcaron un hito en el cine. Navegando vi publicado este post que me motivó a poner un comentario. Estoy viajando a Buenos Aires donde quiero ver Victor, Victoria. Espero disfrutarla tanto como de dos obras anteriores que vi allá: Los Miserables y La Bella y la Bestia. He visto otras en Broadway y acá también en Santiago. Bueno, espero que visites mi blog.

viejana dijo...

Gracias por visitar mi blog.
Estoy viajando a Buenos Aires este fin de semana donde pretendo ver Victor, Victoria. Comentaré sobre esto en mi blog.
Leí los otros temas de tu blog y los encontré muy interesantes. Especialmente me gustó el Poesis II.
En cuanto a aquello de los periodistas ciudadanos, es my bueno que exista ese movimiento para que exista un periodismo libre. Ahora, me gustaría saber cómo acceder a él (como simple lectora, no soy periodista).